Semana Santa es, junto a la Navidad, la fiesta católica más importante del año y el momento litúrgico más importante, en el que se conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Semana que comienza con el Domingo de Ramos y termina con el Domingo de Pascua o de Resurrección.
Este 2022, y por primera vez en mucho tiempo, los países de América Latina celebrarán la Semana Santa de una manera un poco más normal que en el pick de la pandemia, y en donde el el denominador común sigue siendo la devoción hacia la imagen de Jesucristo crucificado, pero con las particularidades propias de cada país, que además le confieren un gran atractivo turístico.
En México por ejemplo, La Pasión de Jesucristo en Iztapalapa, es una de las celebraciones más concurridas y famosas del continente, y en donde cada año se congregan cerca de 3 millones de personas en el Cerro de la Estrella en Iztapalapa, al sur de México D.F, lugar en el que se reproduce la Pasión de Cristo desde 1843, con asistentes que cargan cruces y caminan descalzos para buscar una expiación de sus culpas.
En el departamento de Sonsonate, una zona occidental de El Salvador, donde pequeños núcleos indígenas aún conservan sus tradiciones, se celebra la procesión del Santo Entierro de Cristo, celebración en la que destacan las alfombras en el suelo por donde pasa la procesión, que son verdaderas obras de arte confeccionadas a base de serrín de madera, cenizas, yeso y arena teñidos.
En la ciudad de Popayán, capital del departamento de Cauca en Colombia, las procesiones de Semana Santa tienen una tradición de más de 400 años, con desfiles religiosos desde 1566 y que, desde esa época y hasta la actualidad, el derecho a la participación en la procesión como carguero, generalmente, se hereda de padres a hijos y se considera todo un privilegio. Ciudad que también cuenta con las llamadas “procesiones chiquitas”, protagonizadas por niños de 5 a 11 años y se realizan una semana después de la Semana Santa.
En Guatemala, una nación profundamente católica, la Semana Santa es la celebración cultural más grande del país, y en donde los Autos Sacramentales, dedicados a la resurrección de Cristo, cada cortejo procesional va acompañado de una banda marcial que ejecuta Marchas Fúnebres o Solemnes. Además, según los cronistas, antiguamente los señores y sacerdotes indígenas caminaban sobre alfombras de flores y plumas de aves como el quetzal, el guacamayo y el colibrí.
Perú es también un país en donde está muy arraigada la celebración de la Semana Santa, y en Ayacucho, conocida como la "ciudad de la iglesias", la Semana Santa ha llegado a ser un reclamo turístico importante en donde las manifestaciones religiosas católicas heredadas de los españoles, se unen con las tradiciones indígenas, como las solemnes procesiones del Cristo Yacente o del Santo Sepulcro que se unen a los mercados artesanales, las corridas de toros y las bandas musicales.
Así es como diversos países de América Latina celebran de las formas más llamativas y devotas, la Pasión de Cristo y su resurrección, de las formas más llamativas y coloridas posibles, dando cuenta de la importancia para los países latinoamericanos de estas celebraciones que ya datan de varios siglos. Costumbres que se niegan a morir y que buscan un lugar dentro de las nuevas costumbres y cambios que se producen por la globalización.
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